jueves, 29 de abril de 2010

MALAS NOTICIAS

Del 15 de febrero al 20 de febrero del 2010.
Me he despertado sobresaltado con una llamada de teléfono, era el hermano de mi cuñado diciéndome que mi currículum era aceptado para ir a trabaja a Libia, que sólo queda que yo acepte las condiciones y que mi marcha será inminente, joder me embargaba una alegría y a la par un acojone… ya que después de de 4 meses parado, por culpa de una empresa que me llevaba también a Libia a trabajar, y que en el último momento se echaron atrás de una forma poco elegante, ya no me fio de nadie. Mi chica y yo, no paramos de hacer conjeturas: con lo que me voy a encontrar allí, cuánto dinero voy a cobrar, joder hacer castillos en el aire ya que todo es hablar por hablar, ya que a fecha de hoy no sé ni a qué ciudad iré a trabajar. Pues nada un par de horas después nos ponemos a comer ya que ella entra a trabajar al medio día terminamos y ella se marcha. Un tarde mas, solo en casa, imaginándome lo que ya parece más cercano, ¡que poquito dura esa felicidad! como es costumbre en mi, siempre llamo a mi madre por la tarde para, y hoy para darle mi buena noticia, aunque no para ella, claro.
_ ¡Mama han aceptado mi currículum para irme a Libia!.
_ Pues me ha llamado tu tía que no se qué problema hay con los visados.
Lo primero que pensé es, que sabrán estas dos de visados y de Libia, y para reírme un poco de ella entro en internet, con la seguridad de que no encontraría ninguna noticia relacionada con Libia. Pero cuál fue mi sorpresa, que tenía que darles la razón. Libia había prohibido los visados a los europeos, más concretamente, a los países pertenecientes zona Schengen y España pertenece desde 1991. Se me callo el alma a los pies, no podía tener tan mala suerte, a puertas de irme por segunda vez, podía quedarme otra vez tirado. Le quite tierra al asunto, para no preocuparla tanto, le dije que todo se había arreglado, que fue una pataleta entre 2 países pero que ya estaba solucionado. Pero la procesión la llevaba por dentro, todo el día enganchado al portátil, tanto que me dieron las doce, y mi chica llego de currar, cuando entro en el salón mi cara era un poema, estuvimos hablando y flipando porque no decirlo, pero claro, a quien llamaba si todavía no me habían mandado la propuesta, en definitiva tenía que esperar. Los dos días siguientes fueron una de cal y una de arena, nadie me llamaba pero parecía que la diplomacia estaba funcionando.

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